¡¡¡HOLA, PUTAS!!! La reapertura de mi habitación está muy próxima. Espero que las zorritas estéis muy atentas, porque se avecinan cosas muy interesantes en la tercera temporada...

lunes, 3 de octubre de 2011

Capítulo 11: Trauma en Grecia

Muy buenas noches a todos, mis queridísimos súbditos. Vuestra princesa, "es más joven que una reina y tiene prácticamente la misma influencia sobre sus analfabetos vasallos", nuevamente ha vuelto a desaparecer de manera repentina; ya sé que la última vez dije que no volvería a ocurrir, pero como aquel entonces, ha sido por una fuerza mucho más que mayor:

Después de tan maravilloso baile todo parecía ir ascendiendo en mi vida; estaba tan entusiasmada sintiéndome como si estuviese completamente rellena de helio, que llamé a Esther para contarle todo lujo de detalles y nos pasamos horas al teléfono chismorreando y evaluando el grado de buen gusto que tenía la gente de la fiesta. Algunos parecían sobras de comida envueltas en papel de seda.

“Por favor, antes de salir de casa mírate al espejo. Si comienzas a sentir un leve mareo que te provoca nauseas… No te preocupes, que no estas embarazada, ni has contraído ninguna enfermedad venérea, ni has comido nada en mal estado. Simplemente la combinación de telas y colores de tu ropa son la causa. Así que QUÍTATE LO QUE LLEVES. Ninguno de los demás miembros de la raza humana tenemos la culpa de que la idea que tengas de un buen atuendo sea comparable a una camiseta de propaganda de helados con unos pantalones hechos con la tela de un saco de patatas y unas sandalias con los calcetines puestos”

(No hay mejor ejemplo que esta foto, que saqué en un recital de una tal Lily, al que fui por puro compromiso con un tipo que resultó ser el hijo mayor de uno de los socios de mi padre; por lo que no pude rehusar la invitación "Esto ocurrió antes de conocer a Lázaro. Todo hay que dejarlo bien claro, para no dar lugar a malentendidos en cuanto a infidelidades. Que sois muy mal pensados para esas cosas". Al ver la celulitis que tenía esta mindundis y el vestido [si es que a eso se le podía llamar vestido porque, por más que lo intentaba, yo solo veía un trozo de tela que hacia un burdo intento de tapar esas carnes dañinas para toda dama con clase; dejando entrever parte de lo que Neruda llamó "oscura mariposa de sombra dormida en el vientre" pero que los proletarios llaman con un nombre menos poético pero mucho más castizo] Como veis el vestido de la sin clase, es tan horrible que yo lo llamo: el modelito ONCE. Ya que es para sordomudos "porque, queridas, si llevais esta atrocidad, todos podrán leeros los labios"; para ciegas, "porque por motivos obvios solo ellas se lo pondrían", y para sordas. "Es un último grito, tan fuertemente desaforado que el perro lazarillo de la última compradora de este diseño todavía está mordiendo el bajo muslo de la dependienta que se lo vendió)



"¿Es o no es para suicidarse tras ver semejante imagen? Ni el porno es tan insultante al lado de esto"

Unos días después del baile, todo parecía ir estupendamente con Lázaro… pero ciertamente había algo de tensión en el ambiente por mi parte, y no me refiero a la sexual (que también) sino más bien a mi falta de experiencia en esto de las relaciones serias. Hay que tener en cuenta que este chico es el primero que parece estar lo suficientemente chalado como para estar con una persona tan desequilibrada como yo. Una de tres: o bien está igual de desequilibrado que yo, o es un pervertido que encuentra morboso salir con alguien así… o… porque… ¿me quiere? “jajajaja nah! Qué estupidez…” El caso es que me dijo de hacer un pequeño viaje juntos que incluyese una travesía en barco, ya que él nunca había hecho ninguna. Me costó un poco darle una respuesta… Pero pensé “¡¿Qué demonios?, yo me apunto a todo lo que sea salir de aquí!” Y planeé hacer una ruta por las diferentes islas de Grecia.

Me puse en marcha nada más sugerir la idea sin tener en consideración la respuesta de Lázaro. Más que nada porque no le di tiempo suficiente para que elaborase una respuesta. Fue algo como… “¡GRECIA! Es un sitio genial ¿Verdad? ¿A que sí? Pues perfecto entonces.” Al dar la hora ya estaba en la agencia de viajes pidiendo folletos y demás para informarme de las diferentes rutas turísticas, gastronomía propia del país… Pero no había caído que para recorrernos todas las islas que pertenecen al país cuya gente estaba lo suficientemente muerta de asco como para delirar hasta el punto de crear una mitología la mar de preocupante. Creo que el rango de edad en el que una se suele rodear de ingentes cantidades de amiguitos invisibles, dando la impresión de padecer un fuerte caso de esquizofrenia, se prolonga toda la vida si eres griego, tendríamos que dedicarle más de la semana que teníamos prevista; así que finalmente decidí que nos centraríamos en las islas cicladas.



A los dos días de que él sugiriese el viaje ya lo tenia todo listo para poder cumplirlo. Se quedó perplejo ante la gran agilidad y rapidez con la que arreglé todo lo necesario para partir. “Como yo siempre digo: el interés es lo que mueve al ser humano. Y en especial a mí”

El viaje en si ha sido fantástico, él y yo a solas: fotos, recuerdos, comida, mar… en fin, todo lo que una va buscando cuando va a esos sitios isleños. Pero ese no es el caso. He nombrado mi escapada a Grecia por un hecho en concreto que ocurrió durante mi estancia allí y que ha sido la causa de este parón tremendo en cuanto a mis experiencias vitales en el blog.

Resulta que, yendo por una calle adoquinada flanqueada por casuchas adinteladas de planta cuadrada, revestidas con cal, dándoles una pigmentación blanquecina muy característica de un pueblecito perdido de una de las islas, cogida de la mano de Lázaro, mientras buscaba algo que me recordase, aunque sólo fuese lejanamente, al mundo tecnológicamente desarrollado del que provenía, mientras me dejaba embriagar por el aroma marino y por el molesto hedor del pescado que traían los pescadores para servirlo fresco en los pequeños restaurantes de la zona, cuando de pronto, ayudando a uno de esos trabajadores de baja categoría, se encontraba una mujer de avanzada edad y con más volumen corporal del que sus piernas podían soportar. De ahí que se tambaleara ligeramente mientras cargaba una pesada caja de cabezas de pescado; “Supongo que serían para desechar. Que asco, por favor. Ese olor no se le irá nunca.”

El hecho de que nombre a esa señora obesa no tiene nada de casual, pues me parece fantástico que aún haya gente con esos arranques altruistas, aunque yo los considere improductivos y una completa perdida de tiempo. El problema vino cuando, por una razón que no logro aún comprender, me paré a observarla más detenidamente. Para mi sorpresa vestía un modelo de Dior, de hace tres años, eso sí, ¡PERO DIOR! Un vestido tan maravilloso como ese no merecía ser el delantal de una pueblerina desaliñada, ayudante de pescadores. Mi cuerpo se detuvo en seco, y os juro que mientras la miraba no pude evitar llorar.



- ¿Pero qué es lo que pasa?- Preguntó Lázaro al notar como apretaba con fuerza su mano, y al verme completamente paralizada y la cara desencajada bañada por un descontrolado torrente de lagrimas. “Y eso que trataba de contenerme”

- ¡Mira! Eso es una ofensa a lo delicado de mi naturaleza- Dije señalando a la desconsiderada zorrona que se atrevía a maltratar a un clásico de la moda, mientras mi dedo se movía sin control debido al temblor que me producía semejante visión indeseable para alguien nacido en alta cuna y envuelta en el precioso mundo de la moda y las apariencias- ¡Esto es inadmisible!- Dije muy alterada. “Os juro que si él no me estuviese agarrando la mano en ese momento, me habría abalanzado sobre esa bola de carnes fofas. Pero ante todo soy una dama; y las damas jamás debemos rebajarnos a niveles tan bajunos”

- Pero, Heather, ¿tú te estás oyendo?- Decía con un asombro reflejado en la cara mayor del que él podía esperar.

- ¡Quiero irme de aquí!- Ya estaba completamente fuera de mí, hasta el punto de ser absolutamente incapaz de ver nada de lo que me rodeaba. Un mareo implacable se apoderó de mí, por lo que tuve que echar todo mi peso sobre Lázaro y dejarme guiar por él, mientras comenzaba a hiperventilar.

A medida que nos alejábamos del escenario en el que había sido representado uno de mis peores momentos en la vida, que superaba incluso a una pesadilla que tuve en la que Manolo Blahnick me atendía en la carnicería, mientras él llevaba puestos un de zapatos de tacón de su propia creación, hechos con piel de leopardo, que estaban siendo estropeados por el goteo del liquido que soltaba el cadáver vacuno. “Ese sueño me marcó para los restos, aunque parezca una tontería. Una chica como yo no esta preparada para soportar esas cosas tan desagradables". Es por eso que me puse así con la señora gorda y el vestido. Vosotros pensad que para mí, ver eso, es como si un coulrofóbico ve un payaso. Produciendome exactamente lo mismo. Yo lo llamaría…agreshionfobia: agresión + fashion + fobia (miedo a la agresión hacia la moda: agreshionfobia) Ains… Pero que ingeniosa que soy, coño.”

Bueno, pero bromas aparte; he ahí la razón por la cual he estado ausente durante cinco meses: gracias a Miss Grasa Grecia 2011, contenida dentro de un pobre y desfasado Dior… He acabado en tratamiento psiquiátrico, con medicación incluida, para poder superar este tremendo bache emocional-psicológico. Y después de casi cinco insufribles meses, os puedo asegurar que no he salido de esta espiral traumática indeseable para cualquier persona. Con lo cual quedan excluidos: los pobres, hippies, pluriempleados y todos aquellos cuyos pensamientos tiendan al molesto altruismo. Aún sigo soñando con regimientos de obesas mórbidas que son acróbatas y bailarinas con vestidos de noche de diferentes diseñadores de renombre, de tallas muchísimo más pequeñas de las que son capaces de llevar. Por lo que reventaban las costuras sin parar, resonando por todas partes las rasgaduras. Aún tengo el sonido desagradabilísimo metido en la cabeza, y no me lo puedo sacar “RAAAAGSH!!!, RAAAAGSH!!!, RAAAAGSH!!! ¡NOOOOO. HACED QUE PARE, HACED QUE PAAREEEE! ¡AAAAAH!



Recuerdo también que cuando ya estábamos unos metros alejados de donde había ocurrido la desgracia, me volví como pude hacia atrás. Y alzando la mano con el puño cerrado, grité como una posesa con la poca energía que me quedaba, pues el mareo la mermaba cada vez más:

¡Túúúú, vieja apencá de un culo más grande que tu propio país. No cometas ese tipo de crímenes contra la moda. Primero preocúpate por adelgazar antes de pensar si quiera en introducirte en uno de esos vestidos. Que pareces una morcilla embutida. Luego hazte un recogido de piel; que si ahora tienes las tetas que parecen orejas de cocker con pezones, no te quiero ni contar como las tendrás una vez adelgaces. Podrán ser utilizadas para hacer la cola de dos trajes de novia¡

Si no llega a ser porque Lázaro me estaba agarrando, ya habría estado estrangulándola. Se que una dama no debe perder los estribos de esa manera, pero es que me invadió una cólera inmensa que sacó a la Heather gentuza que trato de ocultar al resto de la sociedad.

Pero ya estoy más recuperada. Ahora solo debo seguir unos días más el tratamiento con pastillas y acabar el mes de sesiones que aún me quedan por recibir. Seguiré yendo los martes y los jueves, y en noviembre volveré a ser libre, y tendré nuevamente la cordura suficiente como para decir que soy perfectamente poseedora de mis facultades para volver a ir por la vida criticando al mundo como a mí me apetezca. Eso sí, siempre con fundamento.

La moraleja de hoy es: “El gusto de una persona se mide por el grado de mareo que te de al mirarte al espejo”

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